tu eres un asesino. Soy una estúpida, traicione a mi mejor amigo por un viejo loco. Maldita sea.-
-Pequeña llavecita, no entiendes nada.-
-¡Cállese! viejo loco, tengo que encontrar una manera de salir de aqui.- dije, mientras comence a dar vueltas por la habitación.
Para ser lo que Magician llamaba orgullosamente como su laboratorio no habÃa gran cosa que mostrar, una pequeña mesa y una silla en una de las esquinas, no habÃa ningun estante repleto de libros antiguos, viales con liquidos extraños, nada. Parecia más bien la habitación de un manicomio.
-Llavecita, si es una puerta lo que buscas no la encontraras.-
Me avente sobre Magician y lo sujete fuertemente por los hombros.
-¡Ya he tenido suficiente de sus balbuceos, déjeme salir en este momento!. Y no me vuelva a llamar llavecita, mi nombre es Rachel, apréndaselo.- Levante mi mano derecha para pegarle en la frente cuando me encontré agarrando al vacÃo, Magician habÃa desaparecido.
Volteé a todos lados buscando al viejo pero no se veÃa rastro alguno de el. Orb se encontraba parado a la mitad del cuarto completamente inmóvil, con la boca abierta como si hubiera sido congelado justo antes de que hablara. Me acerque a él con cuidado, -Orb…- extendà mi mano para tocar su rostro, su piel estaba helada.
-Fria, fria, llavecita.-
La voz de Magician parecÃa provenir de todos lados, giraba intentando encontrarlo.
-¿Qué le hiciste?.-
-El chico pidio y yo otorgue.-
-¿Qué diablos significa eso?!!.-
-Una llave no sirve de nada hasta encontrar una puerta que abrir.-
-¿Qué?!!!.-
-¿O tal vez era al revés?.-
-Estoy harta de sus estúpidos acertijos, ¿por qué no me responde como la gente normal?.-
-¿Normal?, me han llamado muchas cosas, loco, vagabundo, creo que incluso una vez me dijeron tirano, pero normal nunca.- respondió ofendido Magician.
-Oh, perdon señor Magician, amo y señor de todas las cosas extrañas, psicópatas e irracionales, no querÃa ofenderlo.- respondà con sarcasmo.
-Jajajaja, eres la llave más entretenida que he visto jamás, con razón Emily y tu están entrelazadas.-
-Está es la parte en la que pregunto que quieres decir y tu finges contestarme sólo logrando confundirme más, ¿verdad?. Pues te ahorraré la molestia, no me interesa, asà que guárdate tus estúpidos acertijos y vete a la mierda.- Me acerqué a una de las paredes y me senté apoyando mi espalda sobre ella. -No te necesito, algo se me ocurrirá y saldré de aquÃ.-
-Necia y testaruda llave, mide tus palabras.-
-Sabes cuando estas enojado hablas con más sentido. DeberÃa de insultarte más seguido.-
Magician apareció frente a mi repentinamente, tenÃa una expresión tensa y su mirada parecia la de un loco.
-Ahhh… apareciste, ¿te comenzaste a sentir solo o simplemente te aburriste?.-
Se acercó aun más y esbozó una amplia sonrisa que resultaba aterradora.
-Suficiente.-
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Recuerdo como conocà a Rachel, acabábamos de mudarnos de casa y entrarÃa a una nueva escuela a mitad del año. Durante el camino a la escuela Mamá habÃa intentado calmarme, pero yo no le creÃa, serÃa el nuevo, seguramente nadie me hablarÃa y terminarÃa comiendo solo a la hora del recreo.
Al llegar a la escuela fue cuando vi a Rachel, una señora la estaba regañando mientras que Rachel la miraba desafiante, seguramente me le quede viendo fijamente hasta que Rachel se dio cuenta, me miró a los ojos, sonrió ligeramente y me sacó la lengua. La señora -que después supe era la directora de la escuela- no lo tomó muy bien y se la llevo a la dirección mientras continuaba con el regaño. Rachel nunca me quiso decir cual habÃa sido el motivo de su regaño, cada vez que le preguntaba me contaba una historia diferente.
Posiblemente nunca lo sabrÃa ahora, Magician la tenÃa y no tenÃa idea de que podrÃa hacer.
Abrà los ojos. El cuarto se encontraba sumido en la oscuridad.
-He perdido a todos Emily.-
-No.-
ReconocerÃa esa voz donde fuera -¿Mamá?.-