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Entrada #22: El hubiera no debería existir

Desperté sobresaltado al escuchar la voz de mi madre con un dolor en la mejilla izquierda, que reconociendo dónde me había quedado dormido, era normal que doliera. El teclado nunca ha sido la mejor almohada del mundo.

¿Estoy en mi casa? ¿Cómo llegué aquí? ¿Fue todo un sueño? Una parte de mi cabeza quería hacerme creer firmemente que lo había sido, sin darme la oportunidad de pensar otra cosa.

-No, no voy a pagar un mes mal de su mal servicio –dijo mi madre, desde su recámara al otro lado del pasillo.

Antes de que todo éste caos sucediera, recuerdo que mi madre llevaba un par de días quejándose por el servicio de televisión por cable, diciendo que lo iba a cancelar para conseguir uno “menos peor”.

Asumiendo la idea de que todo había sido un mal sueño, me levanté sobándome la quijada y me encaminé hacia la cocina por un buen plato de cereal. Fuera de la enojada voz de mi madre que le gritaba al teléfono desde su habitación, la casa se sentía en paz como nunca. Cada rinconcito de ella estaba en su lugar y el sol de la mañana que entraba por las ventanas iluminaba todo de una manera espectacular. Me hacía sentir seguro. En cuanto madre dejara de gritarle a quien sea que estuviera del otro lado de la línea iría a darle un gran abrazo. Por lo pronto, necesitaba un plato de cereal. La vida era mucho más fácil cuando todo lo que quieres es un gran plato de cereal con leche fría.

—- o —-

-¿Suficiente qué? –Pregunté molesta, era obvio que habíamos tenido suficiente ambos lados. Si no empezaba a explicar lo que estaba sucediendo, me largaría de ahí en cuanto encontrara cómo salir. No estaba dispuesta a seguir con aquel juego.

-Suficiente de juegos, -dijo Magician apareciendo a mi espalda para poner una mano sobre mi hombro y con la otra aparecer una pequeña pantalla que se mantenía en el aire sin explicación alguna, ésta pantalla mostraba a James comiendo cereal- Al sacarnos de ahí, tu amigo deseó tan fuerte que todo volviera a la “normalidad” que creó un nuevo hubiera totalmente a su deseo. Lo cual es bastante peligroso, no podemos dejar que se quede ahí y ten por seguro que Emily no se va a quedar con los brazos cruzados. Le conviene… entre más tiempo él se quede en el hubiera, las sombras lo consumirán poco a poco y se convertirá en el maestro de las sombras. Tendrá un poder inimaginable, el cual, al paso que vamos… estará en manos de Emily sin problema alguno. Y cuando eso suceda, todos desearemos que “el hubiera” se hubiera quedado en el hubiera. Tendremos que solucionarlo juntos, aunque me odies y yo no te soporte. No hay otra manera… eres el lazo más grande que tiene.

-¿Y qué razón tengo para hacerle caso a un viejo loco? –dije aún incrédula, pero cediendo poco a poco a la historia que el viejo me contaba.

-¿Tienes una mejor idea de cómo solucionarlo? –dijo victorioso, cruzándose de brazos.

-Oigan, yo todavía existo… -dijo Orb, que de alguna manera se descongeló al otro lado del “cuarto”; si es que puedes llamar cuarto a un blanco interminable- Yo quiero ayudar también, prometiste que me dejarías ayudar… Magician.

-¡Oh, es cierto! –dijo el hombre con cierta emoción fingida al ver que se movía- ¡Somos tres!

El hombre harapiento fue y despeinó cariñosamente a Orb, mientras yo los observaba. Que haya dudado en decir “magician”, picó mi curiosidad.

-Por cierto… ¿cuál es tu verdadero nombre? –le pregunté.

-¿En verdad quieres saber? –dijo él sin voltear a verme- eso complicaría un poco las cosas.

-Sí, si quiero… si no me dices, me iré de alguna manera. No puedo trabajar con alguien que no sé su nombre –dije de manera decidida.

-No veo cómo te puedas ir, pero bueno…  mi nombre es James.