Entrada #32: Ojos rojos

Fue un golpe tan intenso, tan fuerte, tan lleno de odio, que el hombre de la magia por más que lo intentó no pudo detenerse a medio aire. La confusión de por qué el mayor no había sido congelado en el tiempo como todos los demás tampoco lo ayudaba a concentrarse. Un árbol a las afueras de la aldea detuvo su involuntario trayecto aéreo, bajo el precio de quitarle el conocimiento por unos minutos.
Lo hice por ellos, desagradecidos, no sé por qué me preocupé por ellos. Le decía su propia voz mientras trataba de levantarse. Los hubiera dejado morirse… si me hubiera ido entonces… hubiera… hubiera… hubiera…

Cuando por fin pudo enfocar la vista hacia la aldea, una horda de sombras con ojos rojos se acercaban hacia él, acechándolo como a una comadreja. Formaron un círculo alrededor de él y el mayor avanzó lentamente en una contradictoria sonrisa que representaba alegría y odio al mismo tiempo.

–Parece que estás en problemas, mago –dijo la sombra mayor en su ronca voz.

El hombre de la magia se puso de pie, sobándose la cabeza pero tratando de fingir que estaba en perfecto estado. Se recargó sobre el árbol que lo había detenido y miró a la bestia a los ojos.

–Esos ojos rojos no los creé yo. –dijo cortante, sin separarle la mirada– ¿Por qué pueden moverse? De qué derecho gozan, para romper mis decretos de esa manera.

–Porque puedes ser el domador del mundo, tener a las palabras, los elementos y la vida bajo tu control… pero los humanos tenemos algo que jamás podrás dominar. Ni tú, ni nadie. A veces ni nosotros mismos podemos hacerlo.

–¿Y qué puede ser eso? –respondió el mago rencorosamente sin pensarlo, si algo odiaba era que las cosas no salieran como él las había planeado. Algo que de cierto tiempo atrás, no había sucedido. De ahí su inspiración para crear el hubiera al que ahora pertenecían.

–¿El mago todo poderoso no lo sabe? –dijo de manera sarcástica, volteando a ver a sus compañeros– ¡No lo sabe!

Las sombras se rieron a un volumen estrepitoso. Cerrando el círculo cada vez más. El mago no se movió ni un centímetro. Tampoco dijo nada. Sólo observaba a su depredador como se acercaba hacia él, con la peor de las intenciones encima.

–Qué tristeza que el mago que se preocupaba por el bien común, se le haya olvidado lo que es ser humano –pudo escuchar en un susurro que provenía de su espalda. Al voltear, se dio cuenta que varias sombras lo tenían sujetado al árbol. En un descuido de él, las sombras se acercaron y no había manera de sentir como una humareda te tocara. Sin embargo, cuando intentó moverse, descubrió que era imposible. Miró al el cielo que a partir de ese día funcionaba como pantalla para todas las decisiones que nunca tomadas del mundo. Todas ellas le mostraban una imagen de él, triste, levantando el brazo al cielo, esperando ser alcanzado por alguien. La imagen repetida mil veces, en distintas versiones, lo mantenía hipnotizado, pero la realidad fue más fuerte y una gran punzada en el estómago le hizo regresar su atención a las bestias de ojos rojos.

–No te distraigas, estoy hablando contigo –dijo la sombra mayor que ahora tenía a unos centímetros de distancia y su brazo atravesándolo por el estómago–. Que mal educado eres, Seamus.

El mago intentó hablar, pero de su boca no salían palabras, sólo la sangre que intentaba escapar de la masacre que la sombra estaba haciendo dentro del cuerpo del mago.

–Para que no mueras sin recordarlo. –dijo acercando más su rostro– Lo que nos dejó movernos se llama “Libre albedrío”. No puedes decidir el destino de seres que tienen la opción de cambiar de opinión, de hacer decisiones, de crear. Pelear en contra de la fuerza de voluntad es una derrota segura, inclusive para la magia.

8 thoughts on “Entrada #32: Ojos rojos”

  1. El mero mero sabor ranchero!!!

    ah no verdad?.

    Volviendo al tema, bastante bien, me gustó que siguieras la leyenda y que le pusieras una causa al funcionamiento de las sombras, de hecho una causa válida por como va la historia.

    Aunque, ¿cómo se dió cuenta tan rápido el mayor (que ahora que lo pienso, ¿por qué el mayor?) de que la causa es el libre albedrío?

  2. Eh… pues ya iba a comentar bien, pero creo que mi comentario anterior se mantiene.

    Me encanta este regreso al origen, y cómo es que se está explicando el funcionamiento de algunas de las cosas que hemos visto en la parte más avanzada de la historia, creo que algo así hacía mucha falta para controlar un poquito lo que estaba pasando.

    Soy über fan de éstas últimas entradas, cada vez amo más ésta historia.

  3. Pinchi Ian, la simbiosis sigue por ahi arrinconada jajaja 😀 es tu entrada que más me ha gustado, definitivamente 😀

    Mucho mucho! Y creo que respondiendo un poco a la duda del tonche es que las sombras son lo que los hombres no fueron, por eso se dan más cuenta, y hacen cosas que no se esperan, son un subconsciente consciente, o algo así 😀

  4. Al fin me di un tiempo para ponerme al corriente con la historia. Debo decir que VD y Jaka aportaron bastante y de buena manera a esta historia; kudos por eso.
    El background se pone muy interesante con las sombras y seamus; sólo me pregunto ¿cuál es la relación con James?

  5. Con todo y presion del ambiente (la mayoria gritandome para que lo leyera) disfrute mucho este post sr Wordbender y sobre todo la parte que le comente en persona en directo a su persona…jo

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