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Entrada #44: Viejos amigos

– ¿Tal parece que nunca vas a olvidar eso verdad “viejo amigo”? – le respondió el hombre mientras se ajustaba su chamarra con los brazos, su mirada se movía por la habitación sin prestarle atención a los ojos rojos que tenía enfrente.

– ¡Claro que no!, ¿es que no lo ves? eres un descendiente de Seamus, lo que más me interesa es tener información útil para controlarte, aquí no se trata de quien tiene más poder, vaya, si por poder fuera esto se hubiera acabado hace mucho tiempo con todos muertos, bueno, con ustedes muertos, pero no, hay una causa por la cual esto se lleva poco a poco, como una partida de ajedrez, por fin las piezas están en el tablero, ¿y sabes qué?, algunas piezas blancas pronto serán negras.

– Arrogancia, siempre todo tiene que terminar en dicha arrogancia, ¿qué no ves que por eso estamos así?

– Vaya, el descendiente de Seamus hablando de arrogancia, el descendiente de quien quiso partir el mundo para estar cómodo solo porque podía y el que le borró la mente a alguien para que no lo odiaran, ¿tú me vas a dar una lección de humildad?, no lo creo.

– No lo pretendo, pero sí, mi arrogancia se ha agotado, por eso estoy aquí, por eso es que voy a buscar a Odell, para que recuerde, para que me odie, para que me perdone.

– ¿Es fe lo que escucho en tu voz?, creí que nunca te vería hablando de ese modo, ¿no crees que tienes demasiadas esperanzas?

– Ya te dije, todo ha cambiado, Odell está con Seamus, y por ello tú has de estar preocupado, ¿no?, aun cuando sigas hablando con esa falsa seguridad se que sabes que algo no está bien para ti, solo es cuestión de tiempo, solo es cuestión de que Odell recuerde quien es, si, posiblemente me mate, pero valdrá la pena, posiblemente me sirva para estar con Lily.

– Has lo que quieras James, a mi me tiene sin cuidado, pero así como tu esperas tener a Odell, yo espero tener a tu hijo, solo es cuestión de tiempo.

El rostro de sombras desapareció rápidamente convirtiéndose solamente una gran mancha negra amorfa, poco a poco esa figura negra empezó a avanzar recorriendo la pared de la casa dejando aparecer solo por pequeños instantes los ojos rojos que nunca dejaban de ver a James padre quien se había quedado con la mirada clavada en el picaporte de la puerta, la abrió y empezó a caminar por la calle mientras en voz baja hablaba consigo mismo.

De la bolsa de su chamarra sacó la hoja que había arrancado del cuaderno de su hijo, se quedó viendo a las formulas y símbolos que tenía escritos, parecían sacados de un falso libro de magia “si solo hubieras sabido lo que es la magia realmente hijo, si las cosas hubieran sido diferentes, perdóname Lily, yo se que tú me aguantaste todo, aun recuerdo tu cara cuando por fin aprendiste que yo era diferente, se que prometimos que la vida de James sería lo más normal que se pudiera, creo que ya rompí mi promesa de intentarlo, en serio perdóname, pero… prometo que ahora no cometeré el mismo error, que importa lo que pase, no sacrificaré a James como sacrifiqué a Emily hace tantos años”

El hombre siguió caminando por la calle en dirección de la casa de Rachel la cual se encontraba también como la casa de los Sullivan envuelta en sombras, abrió la puerta principal con un pequeño hechizo y avanzó por las escaleras, se asomó en la habitación principal y vio dos cuerpos cubiertos en sombras, los vio unos instantes y dijo unas palabras que poco a poco las desaparecieron, se dio media vuelta y volvió a caminar ahora hacia el cuarto de Rachel donde el capullo de sombras en el que James se encerró continuaba palpitando.