Un rugido estrepitoso interrumpió nuestra discusión. Cuando todos volteamos a ver qué sucedÃa, vimos regresar a la Emily que se habÃa llevado a James minutos atrás. VenÃa cargando a James inconsciente en los hombros, como si estuviera huyendo de algo. No tardó en darse cuenta a donde habÃa llegado, de hecho parecÃa que era lo que buscaba. Nos sonrió a todos, dejó a James recargado a un poste de luz y se acercó hacia donde estaba yo.
–Emily, dejen todo lo que están haciendo, no importa lo que sea –dijo la mujer que era pretendÃa ser una copia mÃa– vienen tras todos ustedes.
–¿De qué estás hablando mujer? –dijo el chico al que llaman Odell antes de que yo pudiera decir cualquier cosa.
–Lo que sea que intentes… –le dije yo, empujando al mocoso para que se callara– Gracias por regresar mi hermano, fotocopia.
–Es en serio… los hubieras se volvieron locos, hay un caos en el túnel. Cuando se enteraron de que Magician, James, Odell y Seamus estaban juntos en éste plano, enloquecimos. Todas –dijo la mujer que estaba enfrente, mostrando un poco de impaciencia en su rostro.
–¿Todas? –dijo Magician en un tono de voz que demostraba que estaba tratando de guardarse una gran carcajada– ¿A qué te refieres?
–A éste paso, lo averiguarán en un par de segundos… –dijo ella dándonos la espalda.
El rugido que nos habÃa interrumpido volvió a sonar y pudimos ver como el cielo se cuarteaba como su fuera un cristal. Poco después, pedazos de él caÃan sobre nosotros. Del otro lado de la calle, un hoyo se habÃa formado a la mitad de la nada, a medio aire. Como si el espejo de la realidad estuviera roto y estuviera a punto de revelarnos lo que habÃa del otro lado. Una sensación extraña empezaba a inundarme. Como si pudiera, de alguna manera, estar en mil lugares a la vez y ver todo desde cada uno de esos lugares.
De aquél agujero salió todo un ejército de mujeres idénticas a mÃ. Bueno, idénticas dentro de lo que acabe… Eran diferentes versiones, con atuendos diferentes, de épocas diferentes.
–No puede… como… –dije viéndolas a todas y cada una– ¿cómo es posible que haya tantas?
–Somos todas y cada una de las versiones que todos ustedes se han imaginado desde que todo esto empezó –dijo una de las emilys que estaba más al frente, vestida de guerrera medieval, con espada y escudo.
–Muchas somos deseos que james tuvo, desde la primera vez que escuchó tu voz –dijo otra versión de mà señalándome con una expresión inocente en su cara, era mucho más chica que todas las demás, de hecho, parecÃa ser una niña.
–Otras, hemos sido… –dijo una Emily a la que las demás estaban haciendo todo lo posible por taparle del torso hacia abajo. ¿Qué podÃa ser tan terrible?
–Errores… –terminó la frase anterior una Emily más, vestÃa ropa futurista y su piel parecÃa de metal. Sus ojos parecÃan un pequeño foco que iluminaba el momento.
–Ok… –dijo Magician carcajeándose sin control– me declaro culpable de esa última, ¿a poco no es una idea genial? Una robot con sentimientos.
–¡Estamos hartas de ser una broma! –gritaron todas al tiempo que les brillaban los ojos rojos, como a la bestia lodosa que acababa de regresar a mi hermano. PodÃa sentir parte de su odio dentro, como si me llamara a unirme a su rebelión. La otra Emily me miraba rencorosa, sabiendo que estaba sintiendo lo mismo que yo.
–¿Y qué quieren que hagamos? –Dijo el idiota de Seamus, tratando de guardar la compostura, como siempre.
–Morir… –dijo la primer Emily que habló.
–¡¡¡AAAAAARGH!!! –Gritó James. Cuando volteamos todos hacia donde habÃa surgido el grito, pudimos ver que una Emily ensangrentada y putrefacta estaba mordiendo un brazo de James, haciéndolo sangrar.
–¿Quién fue el gracioso que me imaginó como zombie? –pregunté a los hombres a mi espalda.