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Entrada #51: No son lágrimas

-James – Escuché su voz en mi cabeza. – comprendo tu frustración, pero debes dejar de ser tan testarudo, tu mente está en un pantano de arenas movedizas, con ese fastidio lo único que consigues es atascarte más, y no es por presionarte, pero…nos hundes contigo. Se que estás cansado, todos lo estamos, pero para empezar tienes que aceptar que esta ES tu realidad. El hecho de que haya un caos y estemos en el proceso de suprimirlo y transformarlo en un universo armonioso no indica que vivamos meramente “pretendiendo”, es parte de un entrenamiento que te hará mas fuerte, de tal forma que tengas armas para enfrentar la batalla cada vez más cercana; ojala no fuera así; ojala ya lo hubieras comprendido, ojala dejaras de buscar una realidad satisfactoria,  saltándote pasos fundamentales, aunque por un lado comprendo te resulte ardua esta tarea, eres muy joven para llevar contigo una responsabilidad de esta magnitud; entiéndelo de una vez, no podemos caminar sin antes gatear y para dominarlo es inevitable caer varias veces; tu mente no puede mostrar su poder sin que antes estés conciente de que existe dentro de ti, pero si niegas y maldices tu realidad, dudo que algún día esto ocurra, si niegas tu camino, si niegas tu esencia, nunca sucederá, eres parte de esto, es tu destino. Te aseguro que lograremos restaurar el balance, lo que hacemos no es en vano, pero debes encontrarte, creer en ti, ser paciente.

De repente escuche cierta interferencia….y otra voz.

– ¡Si! y que dejes de lloriquear todo el tiempo, bua bua, de nuevo me convertí en zombie; buaaaaa abuelito me lele la barriguita, Odell me esta dando una paliza, ¡sniffy las sombras me tragan!. Es concluyentemente definitivo ¡mi yo no sombra arruinó nuestro linaje al procrear a tu padre!

Comenzaba a dolerme mucho la cabeza, quería estar solo, salir de aquí, un descanso, ¡por dios!, un respiro…

Cielo rojo. Viento frío.  Nubes acumulándose.  Siento como se humedece mi rostro. Se que no son lágrimas, Odell intenta hacerme reaccionar lanzándome un chorro de “maguito poderoso”, pues ya llevo rato atrapado en el limbo, al menos ante sus ojos. Pero esto me trae recuerdos. Recuerdo el penúltimo día normal de mi vida, Rachel y yo fuimos (como solíamos hacerlo desde niños) a visitar un bosque en las afueras del lugar donde vivíamos, caminamos por horas.

Había un lugar en especial desde el que nos gustaba ver el atardecer y platicar de cualquier cosa, bueno, yo principalmente hablaba del spellbook, del fascinante mundo de la magia, de todo lo que haría cuando me convirtiera en gran mago…ja!; ella solo me tiraba de loco y sonreía tanto….como extraño su sonrisa, como extraño hacerla blasfemar por mis tonterías “irreales” y absurdas.

Ese día, mientras el sol bajaba y el cielo tornaba sus tonos azules a rojizos y morados, recuerdo, ése día sentados bajo la copa de un árbol ancestral, haber visto algo extraño, percibir una presencia, solo por un instante; me pareció ver un par de ojos rojos y una malévola sonrisa observándonos desde las sombras. Pensé que deliraba, aunque quería que fuera real, quería que algo extraordinario pasara en mi vida, algo increíble y desafiante que destruyera la rutina diaria que me hastiaba, una oportunidad perfecta para echarle en cara a Rach que la magia era útil, que no sólo era mera fantasía. Me quede mirando a las sombras sin moverme, sin decir nada…Rachel trataba de llamar mi atención.

- ¡Hey James! ¡reacciona!, se hace tarde, esta oscureciendo rápidamente y olvidamos traer lámparas; ¡JAMES!

Cielo morado. Luna roja. Viento frío. Nubes acumulándose. Sentí como se humedeció mi rostro. Sabía que no eran lágrimas.  Rach intentaba hacerme reaccionar lanzándome un chorro de “té Arizona”, pues llevaba tiempo imaginando el mundo en el que me encuentro. Un mundo con magia, un mundo donde poner a prueba mis conocimientos, un mundo extraordinario que se ha transformado en mi nueva rutina…